Los tratamientos térmicos sirven para mejorar las propiedades de las piezas metálicas cuando están en uso, con ellos pueden “ablandar” o “endurecer” una pieza según lo que se quiera hacer.
Todo está vinculado a la aplicación y al destino donde se utilizará la pieza. Son procesos metalúrgicos que tienen como objetivo mejorar las propiedades metal-mecánicas de las piezas, aumentar su resistencia, vida útil y durabilidad.
Contribuyendo también a incrementar la resistencia mecánica de la pieza metálica, favoreciendo la maquinabilidad de la pieza, reduciendo el desgaste, eliminando tensiones, evitando roturas y mejorando características.
Generalmente, en los procesos de fundición se forman muchas tensiones cuando hay un cambio del estado físico del líquido al sólido, y suelen provocar puntos frágiles, deformaciones o fallas en las piezas. Por lo tanto, el tratamiento térmico está destinado a reorganizar los átomos y hacer que la pieza sea más adecuada para su uso. Por lo tanto, el tratamiento térmico está destinado a reorganizar los átomos y hacer que la pieza sea más adecuada para su uso.
Se utilizan 6 tipos de tratamientos térmicos, cada uno con un propósito. ¿Vamos a conocer?
- Stress Relief: realiza un calentamiento controlado del acero soldado o acero sometido a estrés residual, seguido de un enfriamiento controlado, con el objetivo de reducir las tensiones superficiales en las piezas.
- Estandarización: tiene como objetivo la obtención de microestructuras refinadas y homogéneas. Se utiliza mucho después de forjar o laminar piezas y antes de los tratamientos de temple y revenido.
- Templado y revenido: las piezas de acero se calientan en hornos a altas temperaturas, en torno a los 900ºC, hasta que la temperatura sea homogénea en toda la pieza. Poco después se enfría rápidamente en agua, aceite, chorros de aire, salmuera, baño de sal, entre otros.
En el revenido las piezas se calientan a temperaturas más bajas que en el revenido y en la zona crítica, después de haber sido enfriadas de forma natural o en casos específicos en agua o en un baño de sal.
Este proceso consigue un aumento de tenacidad, corrige tensiones recurrentes y ajusta la dureza según la aplicación de la pieza, reduciendo así la fragilidad impuesta al material, resultante del enfriamiento brusco del templado.
- Cementación: tiene como objetivo dotar a las piezas de una alta dureza externa y una mayor resistencia al desgaste sin pérdida de tenacidad.
- Nitruración: el acero se calienta a una temperatura en torno a los 500ºC que, junto con el Nitrógeno, crea una capa de alta dureza en la pieza.
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